El deporte ha trascendido todas las fronteras, no solo de la información, sino también de la sociedad y los modos de relacionarnos. De esta forma, en su último capítulo, Antonio Alcoba quiere mostrarnos tres aspectos fundamentales que un futuro periodista debe tener en cuenta: el lenguaje, el trato del deporte en los diferentes medios y algunos consejos a los periodistas noveles.
Como Alcoba pone de manifiesto, "la trascendencia del lenguaje deportivo la encontramos en la utilización que del mismo hacen los político cuando tratan de convencer al pueblo o a sus rivales". Aún así, se niega a la castellanización de los términos deportivos propios de otras lenguas, pues considera que lo único que hacen es enfangar y empobrecer nuestro vocabulario. Considera imposible tal planteamiento porque para la traducción correcta no haría falta una palabra sino varias, y serían términos que al final solo utilizarían deportistas, técnicos, deportistas y aficionados. Además también explica cómo el lenguaje bélico se utiliza en deporte para dar énfasis a la narración. Pero el lenguaje deportivo que se utiliza y que se ha trasladado a la sociedad no solo es verbal, sino también visual. Gestos, indumentarias, símbolos deportivos, son señas de este mundo, que no deja al margen a otras artes como por ejemplo la música, la arquitectura, el cine o la fotografía que han dejado muestras importantes de su interés por el deporte; bien mediante míticas canciones como la de Freddy Mercury We are the champions o bien mediante la construcción de impresionantes campos de fútbol.
En este capítulo Alcoba también incide en la diferentes formas de trabajar el deporte según el medio y nos hace un pequeño resumen histórico narrando desde la aparición del deporte en lo s diarios nacionales, pasando por la publicación de diarios especializados, el invento de la radio y la televisión, hasta llegar finalmente al revolucionario mundo de internet. Y nos deja claro como la aparición de un nuevo medio no ha supuesto la desaparición de su antecesor, pues entre ellos se complementan. Si bien es cierto que cada uno de ellos tiene virtudes diferentes: la prensa tiene la profundidad de los comentarios; la radio, la pasión en la retransmisión y la eficacia del directo; la televisión, el uso de las imágenes; e internet, la última hora y la información a la carta. Pero, sea cual sea el medio en el que trabajemos, lo fundamental, según Alcoba, es la especialización. Para poder destacar y diferenciarnos del resto, debemos conocer al menos tres deportes en profundidad, y ser conscientes, como decía Sócrates de que "solo sé que no sé nada"
Por último, el autor de "Periodismo deportivo", recoge una serie de consejos prácticos para los periodistas deportivos noveles. Recomienda que debemos tener una documentación personalizada, bien clasificada mediante fichas y estadísticas, una agenda que, aunque al principio esté vacía, con el tiempo se convertirá en nuestra arma secreta. Además, debemos respetar a los periodistas veteranos y aprender de ellos, ser conscientes de que las noticias no solo están en los máximos dirigentes sino también en las personas modestas, y que el periodista, solo, no es nadie, debe tener amigos en la profesión aunque sean de la competencia. Y finalmente, las tres virtudes que todo periodista novel debe tener son: humildad, paciencia y perseverancia. El periodismo es una ventana abierta al mundo que no debemos desaprovechar.
Como Alcoba pone de manifiesto, "la trascendencia del lenguaje deportivo la encontramos en la utilización que del mismo hacen los político cuando tratan de convencer al pueblo o a sus rivales". Aún así, se niega a la castellanización de los términos deportivos propios de otras lenguas, pues considera que lo único que hacen es enfangar y empobrecer nuestro vocabulario. Considera imposible tal planteamiento porque para la traducción correcta no haría falta una palabra sino varias, y serían términos que al final solo utilizarían deportistas, técnicos, deportistas y aficionados. Además también explica cómo el lenguaje bélico se utiliza en deporte para dar énfasis a la narración. Pero el lenguaje deportivo que se utiliza y que se ha trasladado a la sociedad no solo es verbal, sino también visual. Gestos, indumentarias, símbolos deportivos, son señas de este mundo, que no deja al margen a otras artes como por ejemplo la música, la arquitectura, el cine o la fotografía que han dejado muestras importantes de su interés por el deporte; bien mediante míticas canciones como la de Freddy Mercury We are the champions o bien mediante la construcción de impresionantes campos de fútbol.
En este capítulo Alcoba también incide en la diferentes formas de trabajar el deporte según el medio y nos hace un pequeño resumen histórico narrando desde la aparición del deporte en lo s diarios nacionales, pasando por la publicación de diarios especializados, el invento de la radio y la televisión, hasta llegar finalmente al revolucionario mundo de internet. Y nos deja claro como la aparición de un nuevo medio no ha supuesto la desaparición de su antecesor, pues entre ellos se complementan. Si bien es cierto que cada uno de ellos tiene virtudes diferentes: la prensa tiene la profundidad de los comentarios; la radio, la pasión en la retransmisión y la eficacia del directo; la televisión, el uso de las imágenes; e internet, la última hora y la información a la carta. Pero, sea cual sea el medio en el que trabajemos, lo fundamental, según Alcoba, es la especialización. Para poder destacar y diferenciarnos del resto, debemos conocer al menos tres deportes en profundidad, y ser conscientes, como decía Sócrates de que "solo sé que no sé nada"
Por último, el autor de "Periodismo deportivo", recoge una serie de consejos prácticos para los periodistas deportivos noveles. Recomienda que debemos tener una documentación personalizada, bien clasificada mediante fichas y estadísticas, una agenda que, aunque al principio esté vacía, con el tiempo se convertirá en nuestra arma secreta. Además, debemos respetar a los periodistas veteranos y aprender de ellos, ser conscientes de que las noticias no solo están en los máximos dirigentes sino también en las personas modestas, y que el periodista, solo, no es nadie, debe tener amigos en la profesión aunque sean de la competencia. Y finalmente, las tres virtudes que todo periodista novel debe tener son: humildad, paciencia y perseverancia. El periodismo es una ventana abierta al mundo que no debemos desaprovechar.
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